No votar
Tienes que ser consciente que tu voto significa antes y por encima de todo, tu conformidad con el sistema, tienes que tener claro que tu voto es la desgracia para millones de españoles, incluido tú.
La abstención es tambien una forma de ejercer responsablemente tu derecho soberano.
La abstención es un arma social contra los mercados
El confuso discurso sobre la izquierda parlamentaria
...El confuso discurso radical de la “izquierda” mezcla propuestas revolucionarias, realmente inviables en el modelo político actual. Pero no importa esta forma de engaño, se logran votos. Confundir, a estas alturas de fracasos en la “practica democrática” parlamentaria, el hecho de votar con una acción de rebeldía es además una estupidez impresentable. O arengar “a las masas” con referencias a las reivindicaciones desesperadas y justas de los ciudadanos sin más opciones que perpetuar el actual modelo para cambiar a los” representantes electos”. Ya es de aprovechado y manipulador de los sentimientos del pueblo.
Entendemos que no todos quienes aspiran al poder político sean unos desalmados. Pero si les cuestionamos que esa vía está fracasada. Y se demuestra por días. Por cada guerra para usurpar recursos de otros pueblos. Por cada familia sin futuro. En cada cierre arbitrario de industria. En los campesinos que no tienen trabajo y no pueden acceder a la tierra porque es “propiedad” de otros. En la explotación del hombre por el hombre. En tantas y tanta barbarie como vemos en esta civilización de homicidas.
No son necesarios los políticos ni esta parafernalia de personajes que “se preocupan” de nosotros como si fuésemos niños o estúpidos. La emancipación social es sacudirnos de esta tutela interesada y asfixiante. Pueden funcionar los servicios públicos sin políticos de carrera. Y las industrias sostenibles sin capitalistas que se lleven todos los beneficios. Y dotarnos de formas de convivencia solidarias que sí representen a los ciudadanos. Y organizarnos socialmente desde los centros de trabajo, y los barrios o las ciudades...
La clase trabajadora no vota
El reto que tenemos por delante, no es escoger una papeleta el próximo día 20, sino el de crear una estructura social que nos permita liberarnos del sistema capitalista y éste es un trabajo que no puede afrontar ninguna clase de gobierno. Para esa tarea, la unión es nuestra única defensa y también nuestro único método de ataque. Nuestras aspiraciones no caben en sus urnas. Seguir leyendo
Abstención consciente e insumisión electoral
Politiqueo y Sociedad
¡Estamos hartos de oir hablar de política!
El infierno ha comenzado, la devastadora presión electoral sobre el individuo empieza a hacer efecto. Nadie recuerda ya las corruptelas y trapos sucios de los partidos políticos: el lavado de cara ha surtido efecto. Ni el mejor detergente lo hubiera hecho posible sin las lavadoras 'Mass Media'.
Las gentes reniegan, critican y adjetivan sin pudor... pero siguen votando. Es el bonito juego de la democracia parlamentaria, de ediciones estado de derecho. Todo es legal, todo es válido. Ante un escándalo, dimisión y nada ha pasado. A veces, ni eso...
Probablemente, con las mismas ofertas a ambos lados, las elecciones las volverán a ganar los anuncios.
Politiqueo y política
¿Te gusta este juego de élites políticas en el que participas de forma pasiva?
Echa un vistazo a tu participación. Tu opción es presentarte a la elección para legitimar su ley, elegir a las candidaturas propuestas como si estas pudiesen representarnos de forma homogénea, a aguantar la presión y manipulación de las multimillonarias campañas de publicidad y marketing electoral, y finalmente, a votar cada 4 años para dejar a los partidos politicos decidir en el día a día. Es el arte de gobernar al margen de la opinión de la gente, y en la mayoría de los casos, en contra del sentir general de la población.
Votar no es para nosotros un derecho. Votar es un deber de la ciudadanía: Nos obligan a votar a cambio de renunciar al derecho de opinar. Así, mediante las elecciones, la mayoría-pueblo delega el derecho de opinar-decidir ante una minoría-gobierno, que se sustenta por ser electos del pueblo. La legitimidad la da el voto. En base a esta representación, no se dudará en decidir lo que más beneficio aporte, y no precisamente, al bien común.
¿Tiene que existir alguien que decide, ordena y manda sobre los demás? ¿Que acumula poder y por tanto, oprime? ¿Se puede legitimar esta corrupción? No
Alternativa al politiqueo
¡El poder corrompe!
Toda etapa histórica reproduce sistemas de contestación ante las injusticias. Ante la política partidista y corporativa de los electos, el desencanto generalizado de la población y el conformismo social hay que reflexionar y plantearnos seriamente, si descartamos el juego de las élites políticas y definitivamente nos organizamos en nuestros espacios.
Ahora más que nunca los partidos políticos merecen una respuesta contundente de nuestra parte, boicoteando su tinglado electoral. Para ello, andaremos dos caminos. El primero, el de la abstención, tachado de pasivo para ocultar su dimensión crítica y consciente. Y el segundo, el de la insumisión a las mesas electorales, disuadida por el estado bajo la espada de la ley.
Que la ABSTENCIÓN CONSCIENTE sea la única ganadora en estas próximas elecciones. Existen fórmulas de participación política más ricas y activas que el voto: La opinión pública mediante la denuncia y el acceso a la información, la acción organizada de masas con movilizaciones ciudadanas (manifestaciones, concentraciones, happening, performances), las organizaciones sociales, culturales, las asociaciones ciudadanas (vecinos, AMPAS, etc.).
Esta 'democracia' es pues manifiestamente mejorable. Queremos ser los protagonistas de nuestras vidas, sin permitir que nadie utilice nuestra responsabilidad y nuestra representación. Organicemos nuestra convivencia en base a la solidaridad y el apoyo mutuo. Estamos por una sociedad libre de parásitos, especuladores y burócratas. Estamos por la autogestión de nuestras vidas.
Que la INSUMISIÓN ELECTORAL vaya abriéndose camino de forma progresiva y contundente. Si te llaman para acudir a las mesas electorales no vayas. No sustentes esta farsa con tu presencia. Sólo así les daremos a entender que estamos hartos de oir hablar de política. De la política ejecutiva de partido y voto.
Democracia y participación como espejo de la exclusión
Las constituciones, tal y como las conocemos en nuestros tiempos, nacieron formalmente tras la caída de la monarquía francesa y la instauración de la república. ¿Exclusiones? Así es, pero veamos un poco mejor el modelo a copiar: Para derrocar a Luis XVI la burguesía que comandaba tubo que permitirse la participación no solo de los sectores mas radicales dentro de los círculos liberales sino también de grandes capas de la población mas pobre que en su desesperación por años de escasez y carestía del pan habían salido a la calle apropiándose de la idea que el culpable de los problemas era el rey y su corte que no tenían consideración de su pueblo. Estos hombres y mujeres conocidos como los sin calzones, por no tener los mismo calzones que utilizaban la burguesía y la aristocracia, fueron las mayorías que asaltaron las cárceles y palacios buscando de una vez por todas la justicia.
Valla sorpresa que se llevaron cuando se empezaron a definir las nuevas reglas, por que claro, una cosa es el momento de la revuelta y otra es el momento de volver a poner orden. El nuevo mundo de los derechos vino con sus contrariedades, el derecho a la libertad estaba limitado a las leyes que se redactaban, el derecho a la propiedad solo era garantizado a quienes pudieran acceder a ella, y el derecho a la votación solo a aquellos que tuvieran propiedad. La mesa estaba servida una vez el rey afuera, y quienes mayor incidencia tuvieron en redactar las nuevas leyes fueron precisamente los que poseían las propiedades y por lo tanto quienes votaban. Es decir las revoluciones, tanto la francesa contra el antiguo régimen como las americanas de independencia, lo que lograron fue pasar el dominio de la sociedad que antes tenían las monarquías y aristocracias a los propietarios terratenientes y burgueses en los estados republicanos, y no digo únicamente por que en su despliegue populista aceptaron que una u otra vez alguno de los participantes del pueblo raso accediera a lugares de poder manteniendo la imagen de ser un “Régimen Democrático”.
Esas revoluciones fueron incompletas, no solo por que no rompieron con las estructuras de desigualdad y exclusión económica, sino por que en su discurso falso de una nueva comunidad política basada en la “soberanía popular” terminaron en la práctica apoyando el monopolio de la acción política por parte de los propietarios, siendo estos quienes pusieron los límites a las constituciones y a la participación política. Por eso mismo es que a los fundadores de las repúblicas los descendientes de las familias propietarias los llaman los padres de la patria, por que fueron los padres de esta nueva comunidad donde quienes tenia una posesión de algún patrimonio podían decidir y participar, mientras que quienes descendemos del pueblo desposeído de propiedades no podemos mas sino mantener nuestro rencor vivo por que ellos para nosotros solo son los padres de la exclusión.
Lo particular es que aquellos padres propietarios de la patria no decidieron mantenerse en el nuevo estado republicano de forma permanente siendo senadores y presidentes, sino aportaron activamente con sus fondos a la creación de la política como un ejercicio profesional, es decir, aportaron a la construcción de los partidos políticos y sus clientelas, de tal forma que siendo padres propietarios dueños de partidos ahora podían seguir ocupados en sus negocios mientras otros les garantizaban las oportunidades legales para su bienestar. Ahora no importaba que los políticos profesionales a los que apoyaran hicieran parte de cualquier clase social mientras que al momento de legislar se cuidaran de representara los intereses de quienes apoyaban las campañas y aportaban los sobornos necesarios para mantener las clientelas. Este nuevo giro en la historia abrió nuevas posibilidades para la participación en política al punto que paulatinamente las constituciones fueron permitiendo que personas sin propiedad pudieran participaran como representantes y hasta como votantes.
Si antes la ilusión política que sostenía a los reyes era la supuesta designación divina, la nueva ilusión en que se justificó la democracia fue la participación sin restricciones en la política. Los grandes propietarios dieron a la escena democrática ese toque de “espacio público” en el cual “Todos” pueden participar si quieren acceder a los cargos representantes, pero donde en la práctica son los partidos que tienen mayores recursos y clientelas los que garantizaran las mayorías y por lo tanto quienes mantendrán el control de lo que se legisla y ejecuta.
El tiempo no ha cambiado tanto en estos doscientos años en lo fundamental; aunque las ideologías de los partidos políticos hayan cambiado y desaparecido o emergido uno que otro en los diferentes países, en su esencia la profesión política sigue respondiendo a intereses particulares y privados. Aunque esta escena política constantemente esta apelando la labor que hacen por la sociedad, lo real es que tal cosa abstracta que llaman sociedad no contiene ni a la totalidad ni si quiera a la mayoría de los hombres y mujeres que habitan sobre el territorio que supuestamente gobiernan. Al hablar del beneficio para todos tendríamos que recordar que no existe un “Todos” sino en su práctica política solo existen unos beneficiarios específicos.
En esta época de elecciones recordar la historia, que la vemos reflejada en nuestro presente, es una excusa para apoyar el llamado al Abstencionismo Político, a no seguir cayendo en la falsa ilusión de creer que elegir a alguien que nos represente va cambiar la realidad en que los políticos solo benefician a unos pocos. Pero también es un llamado a acabar con el Abstencionismo Social, es hora de dejarle claro a los políticos, y a los poderosos detrás de ellos, que no pueden seguir decidiendo por nosotros y demostrarles que con nuestra acción podemos participar en la solución de nuestros problemas particulares y generales. Salir a las calles, recuperar la organización colectiva como defensa y ataque frente a quienes se aprovechan de nosotros (en el trabajo, en el consumo, etc...), volver a hacer de la lucha social la herramienta para decir No más! Hay que dejar de votar pero de la mano de ello debemos encargarnos por nosotros mismos de la solución de nuestros problemas.
Ni un solo voto a los políticos. Toda la energía a la lucha social y a la construcción de soluciones por nosotros mismos.
Mentiras
"...NO PUEDE HABER PROMESAS EN EL FUTURO. TODAS LAS PROMESAS SE CONVIERTEN EN MENTIRAS, EL ENGAÑADO SE CONVIERTE EN ENGAÑADOR, Y LA MISERIA ACTUAL PERSISTE...
...TAL VEZ SEAMOS SIMPLEMENTE COBARDES, ESPERANDO EL MOMENTO EN QUE LOS HÉROES PERFECTOS NOS VENGAN A SALVAR, A PROMETERNOS UN FUTURO, A ACTUAR PARA QUE DESPUÉS PODAMOS SEGUIRLES..."
INCONTROLABLES: Contribuciones para un nihilismo consciente
¿Por qué será que yo no voto?
"Ciudadanos y ciudadanas, gracias por su atención. Después de recorrer frías montañas y atravesar cálidos desiertos, de enfrentarse con temibles monstruos antisistema y de salir victorioso de decenas de casos de corrupción, por fin ha llegado a su ciudad el inigualable, el magnífico, el incomparable.... ¡el circo político! En el circo político tendrán la oportunidad de encontrar a quienes saben qué hacer contra todos los males sociales: el paro, la crisis, los recortes, las privatizaciones... ¡qué nadie se preocupe, están en buenas manos! ¿No llega a fin de mes? ¿Le preocupa que la sanidad deje de ser pública? ¿Está toda su familia en paro? El circo político tiene todas las soluciones... tan sólo tiene que votar, vote al circo político y será feliz, vote al circo político y será un buen ciudadano, vote al circo político y todo mejorará... no se lo piense más y ¡vote de una vez!"
Y entonces me desperté sobresaltado de una furtiva cabezada después de almorzar. Definitivamente no debería dormirme justamente después de ver los anuncios electorales. Pero ciertamente "ya están aquí", como si de una invasión alienígena se tratara, los políticos abandonan sus planetas natales llenos de coches oficiales, sillones de cuero y jamón del bueno para integrarse por unos días con la gente corriente. Durante este tiempo intentarán inocular su adictiva palabrería en nuestros cerebros para convencernos de que tienen el conocimiento y la capacidad para hacer de nuestra vida un fabuloso paraíso de abundancia, con agua cristalina, trabajo, dinero, mariposas y flores de colores... y claro, si esto todavía no es así, es siempre culpa de "los otros", porque ellos son magníficos, honorables, honrados y maravillosos.
Entonces llamaron al portero del piso, como siempre estropeado...
-¿sí? -respondí a la vez que un sonido ininteligible salía del auricular- Pues nada, les abriré que seguro que será publicidad. Al poco tocaron en mi puerta. Vaya horas -dije-, y yo aquí medio dormitando... abro la puerta y encuentro a dos personas, un hombre y una mujer.
- Hola, encantados de saludarle, como bien sabrá, nuestra sociedad está aquejada de muchos males...- ¿Son ustedes Testigos de Jehová? -les pregunté-
- No caballero, le venimos a presentar la candidatura de nuestro partido político para las próximas elecciones municipales, el cambio que nuestra localidad necesita...- Pues casi hubiera preferido que fueran Testigos de Jehová -pensé-. Les agradezco mucho el interés, pero es que yo no voto. Entonces clavaron su mirada en mí, entre asqueada y prepotente, para en seguida comenzar con la típica retahíla:- ¿Cómo que usted no vota, caballero? ¿Usted no sabe que si no vota se une su voto a la mayoría? ¿Usted no sabe que es un derecho conquistado con el esfuerzo de muchas personas? ¿Prefiere usted una dictadura? ¿No sabe que para cambiar la situación debe movilizarse el electorado? ¿No sabe usted que eso muestra la irresponsabilidad y pasotismo de un ciudadano poco comprometido e insolidario?... Mire, le dejamos estos panfletos y ya usted si quiere los mira tranquilamente... ¡porque el cambio sí es posible!
- Pues nada, gracias... -les despedí y raudo me dirigí a tirarlos, al cubo azul, claro está-
Después de esta experiencia de "campaña puerta a puerta" volví a sentir la incomprensión, intolerancia e incluso la rabia de las personas a las que expongo mi postura abstencionista. Sin duda, creo que es la postura más denostada por todos los "demócratas", de izquierda y derecha, revolucionarios y reformistas, liberales y anticapitalistas, progresistas y conservadores. Tanto es así que de vez en cuando, como me pasó ese día, me siento tranquilamente y me pregunto yo mismo: "¿Por qué será que yo no voto?" y reflexiono:
¿Será por la corrupción de los políticos?
Probablemente el motivo más evidente es la podredumbre manifiesta e indisimulada de la "casta política". El mangoneo no entiende de fronteras ni de color político. PSOE, PP, CIU, IU... todos, y cuando digo todos es todos, demuestran a rajatabla la máxima que "el poder corrompe", aunque la mayoría ya venían corruptos de casa. Pues si el poder corrompe, y así está más que demostrado, destruyamos el poder como lo conocemos ahora y creemos nuevas fórmulas de organización ("¡qué miedo, algo nuevo!", pensará alguno).
Pero no sólo debemos hablar de la corrupción literal de los que roban dinero público y que, por supuesto, nunca pasan por la cárcel (que para eso ellos son los que hacen las leyes), sino de la propia estafa del aparataje político que dota de generosos sueldos y beneficios de todo tipo a los 8.112 alcaldes, 65.896 concejales, 1.206 parlamentarios autonómicos, 1.031 diputados provinciales, 650 diputados y senadores, 139 responsables de Cabildos y Consejos insulares y 13 consejeros del Valle de Arán que tenemos en el Estado español. Aquí no se contabilizan el séquito de consejeros político que todo cargo político que se precie posee para, sobre todo, mantener su privilegiado estatus, ya que, como muestran las evidencias, los políticos, en ningún caso, tienen interés en la mejora de los ciudadanos.
Una vez que un político entra en la casta, hará todo lo posible por mantener sus privilegios y formar parte de la oligarquía política, convertidos en felices y complacientes títeres del capital con su parcelita de poder asegurada. Eso sí, deben cumplir un estricto requisito que nada tiene que ver con poseer un título académico, pasar por unas oposiciones o demostrar sus capacidades de gestión, el único requisito es tener la suficiente bajeza moral que te permita, por ejemplo, cantar la Internacional mientras cobras 20.000 euros al mes o poder conciliar el sueño sabiendo que eres cómplice de asesinato en múltiples guerras.
¿De verdad alguien piensa que voy a legitimar con mi voto las corruptelas de esta carroña? Lo siento mucho, pero búsquense a otro.
¿Será porque votar no ha cambiado ni cambiará nada?
Uno de los argumentos más reiterados por los "defensores de la democracia" es que si no votas por uno u otro, no se cambiará nada y que al no votar se está favoreciendo el continuismo político y los que salen beneficiados son los grandes partidos mayoritarios. Estas son consignas típicas que se han difundido de forma interesada pero sin más argumentos que la rumorología y sin más fundamento que el hacer verdad una mentira mil veces repetidas.
Si no votas, no votas y tu voto no va ni a la mayoría ni a la minoría. Simplemente, no se te tiene en cuenta y punto y precisamente esto está hecho así para blindar posibles protestas que mediante la abstención los ciudadanos puedan acometer contra el sistema. El encuentro se jugará, vaya un espectador o vayan mil. La diferencia es que si un partido necesita un 5% para obtener representación y de 1.000 personas, votan 100, pues con 5 personas que les voten, ya tendrán representación, mientras que si votan las 1.000 necesitarán 50, por lo que, como se puede observar y de forma indirecta, la alta abstención puede favorecer la pluralidad, aunque en ningún caso esa sea la intención de los abstencionistas.
Por otro lado, a los que consideran que si no votas, nada cambiará, me gustaría que echaran la vista atrás y que corroboraran los grandiosos cambios políticos y económicos que las elecciones pasadas han favorecido en las últimas décadas.... ¡ninguno! Desde la entrada en el gobierno central del PSOE socialdemocristiano de principios de los ochenta vemos como únicamente se han conseguido ciertos avances con las movilizaciones masivas de los trabajadores, con las huelgas generales, con la presión directa hacia los mandatarios y amenazando las fuerzas económicas. Da igual qué siglas estén en el poder, que su rol siempre será el mismo.
Pero todavía alguien podría pensar y argumentar que es que todavía no ha llegado el partido correcto al poder, aquel partido que, como la parusía cristiana, llegará de forma gloriosa a traer algún tipo de revolución desde las poltronas del gobierno. En primer lugar no sé qué les hace pensar que cualquier otro partido se comportará de forma diferente a los que actualmente están, qué les hace pensar que el cambio de élites se traducirá en mejores condiciones, si así lo creen, que tomen como ejemplo el mencionado PSOE y su discurso antes de hacerse con el poder en 1982. En segundo lugar, es una posición bastante cómoda, pasiva, como el cristiano que cree que con rezar, todas las injusticias desaparecerán.
Claro, existe otra postura más pragmática que es la del "voto útil", cuyo fundamento es votar al menos malo con la lógica de que si no votamos, la malvada derecha neoliberal vendrá a quitarnos derechos y a privatizar todo lo público, así, mejor votemos al PSOE que por lo menos defiende los valores del estado del bienestar, los derechos sociales y lo público. ¿Qué el PSOE defiende el estado del bienestar, los derechos sociales y lo público? Necesito tomar un poco el aire, ahora vuelvo...
¿Será porque el problema está en el propio sistema?
Pero seamos sinceros, no podemos dejar caer toda la culpa en los sufridos políticos, en cierta manera, no son más que oportunistas que como los zorros hacen en las madrigueras de los conejos, intentan aprovecharse de los huecos que el capitalismo y el verdadero poder, el económico, les deja.
El problema es que, independiente del partido que llegue al poder y por mucho programa revolucionario que se tenga en el papel, los poderes fácticos, las grandes empresas, los bancos, el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial o el Club Bilderberg son los que se encargarán de gobernar realmente y a ellos no se les puede votar ni dejar de votar.
A ver si vamos desechando la incorrecta utilización de la palabra "democracia" para definir el régimen político en el que vivimos, para comenzar a utilizar otra terminología más acercada a la realidad, por ejemplo, podríamos llamarle "plutocracia parlamentaria" es decir, que el poder real reside en quienes tienen las fuentes de riqueza y la función del parlamento es hacer oficial sus decisiones, además de tomar otras medidas de carácter menor o anecdótico.
¿Será porque la democracia o es directa o no es?
Y es que, efectivamente, para hablar de democracia, hay que hablar de poder del pueblo, no de una parte del pueblo (oligarquía), sino de todo el pueblo.
La denominada democracia parlamentaria sólo busca la creación de burocracias que retroalimenten el propio sistema, aún siendo totalmente ajenas a las personas y sus problemas. No basta con cambiar la propia ley electoral o el sistema D'Hont, lo ideal sería buscar otros ejes de desarrollo social, mediante el apoyo mutuo, el reparto del poder y la capacidad de decisión directa sobre todo aquello que nos afecta. Ya está bien de que otros elijan por nosotros, ya esta bien de legitimar que otros, que ni tan si quiera conozco, tengan la función de gobernarme y de imponerme su discutible moralidad sin que no exista más opción que elegir entre la rata negra y la rata marrón.
Ciertamente, el derecho al voto pudo considerarse un importante avance en su momento, al igual que la máquina a vapor también lo fue en el campo industrial y de los transportes y por ello nadie reivindicó que se debiera seguir utilizando de forma indefinida sin mejorar y avanzar en otras formas de producción y transporte.
Por cierto, a quienes se jactan de la perfección y universalidad de nuestro sufragio, me gustaría recordarles que todavía hoy existe un importante colectivo de miles de personas con discapacidad intelectual que en nuestro país tienen vetado el derecho al voto.
¿Será porque mi libertad no cabe en un voto?
En cierta ocasión, Marcuse afirmó que "La libre elección de amos no suprime ni a los amos ni a los esclavos". Aquí la cuestión no es que podamos elegir quién nos oprime, sino la propia opresión. Lógicamente, mis pretensiones son de mayores cotas de libertad en solidaridad, de decisión, de responsabilidad y de autogestión.
Esta democracia no existe, es una quimera, y a quién crea que con estas palabras defiendo una dictadura, les recuerdo una cita de Durruti que sentenciaba que "Ningún gobierno lucha en contra del fascismo para destruirlo. Cuando la burguesía ve que el poder se les escapa de sus manos, alzan el fascismo para mantener sus privilegios", así pues, que tenga cuidado con "su democracia" no vaya a ser que algún día le dé alguna desagradable sorpresa. Por mi parte, yo seguiré luchando, día a día, mes a mes y año a año por un mundo mejor, por crear conciencia, dar ejemplo y llevar a la práctica todo aquello en lo que creo.
La revolución empieza por ti mismo, en la universidad, el tajo y la calle. Toma las riendas de tu vida y niégate a ser partícipe de la farsa electoral, sé tú el único responsable de tus actos... ¿Crees que soy utópico? Claro que sí, pero tú eres más el utópico al creer que votando cambiará algo. Corre, ve a votar y dentro de cuatro años, vuelve a reflexionar.
Por lo que a mí respecta, me he vuelto a convencer. Estas elecciones, abstención activa.
Contra la democracia, contra las elecciones, contra las reformas políticas, contra los partidos.
A nosotros no nos vale la reforma del sistema electoral o la creación de listas abiertas, no nos vale con mejorar un Sistema con el que no estamos de acuerdo. Nos es indiferente el valor que el Sistema quiera dar a nuestra voz, porque lo que pretendemos es que nadie pueda cuantificar nuestra opinión cuantitativamente; sino que sea considerada cualitativamente por nuestros iguales. Cuestión ésta que no puede conseguirse en ningún sistema de votación, sino en un sistema de asambleas horizontales que funcionen por consenso unánime. Seguir leyendo
Malditas elecciones
La trayectoria de Chicho Sánchez Ferlosio va unida a la de su amigo Agustín García calvo. Ambos optaron por permanecer al margen de la cultura oficial, actuando donde quiera se les llamara o les apeteciera, pero sin mostrar el menor interés por la promoción comercial.
La farsa parlamentaria
El 20 de noviembre el gobierno prepara unas nuevas elecciones al congreso de los diputados, y al senado, las dos cámaras que ejercen el poder legislativo y que determinan el poder ejecutivo en nuestro país.
Hasta ahí, todo claro. El 20N vamos todos a votar, sale el partido que elige la "mayoría" (cosa que no es así y digo esto porque la mayoría suele optar por la abstención), gobierna cuatro años y todos contentos. ¿No?
Pues no, y para entender el por qué hay que comprender el propio sistema parlamentario, y por qué hablo de farsa cuando a él me refiero en el título de este artículo. Seguir leyendo
Pues no, y para entender el por qué hay que comprender el propio sistema parlamentario, y por qué hablo de farsa cuando a él me refiero en el título de este artículo. Seguir leyendo
Emancipación
La emancipación es, en el sentido estricto del término, el acto de obtener una autonomía tras estar sometido a una autoridad. Así decimos emancipación de la mujer al referirnos al hecho de que las mujeres rompan con las relaciones de autoridad a las que los hombres las han mantenido sometidas, o decimos que un joven se emancipa cuando deja de depender de la autoridad natural de sus padres.
El anarquismo, y otras corrientes de la izquierda como el marxismo, han utilizado a menudo el término emancipación para referirse al hecho de lograr una humanidad en la que no exista una clase social dominante sobre las otras. Hablaríamos pues de la emancipación humana. Y es de esta emancipación de la que este blog toma nombre.
Recuerdo por ejemplo una frase del anarco-colectivista Ricardo Mellá en la que decía, en referencia a que cada uno debe lograr su propia y completa emancipación, es decir, su autonomía:
“¿Quieres cultura, libertad, igualdad, justicia? Pues ve y conquístalas, no quieras que otros vengan a dártelas. La fuerza que tú no tengas, siéndolo todo, no la tendrán unos cuantos, pequeña parte de ti mismo. Ese milagro de la política no se ha realizado nunca, no se realizará jamás. Tu emancipación será tu obra misma, o no te emanciparás en todos los siglos de los siglos”.
Una frase que, a días de las próximas elecciones, viene muy bien. Pues como decía Mellá, ¿como pretender que unos cuantos que te representan, siendo su representación tan solo una pequeña parte de ti mismo, logren para ti la libertad e igualdad por la que tú mismo no luchas?
El día 20N, recordad esa frase. Ninguno de los grandes cambios a mejor de la humanidad se ha logrado a través de un parlamento (o concejo municipal), las mejoras se han obtenido siempre desde las bases, no desde arriba.
Dado que Nadie es capaz de representarte mejor de lo que tú mismo lo harías, quizás deberías votar a Nadie.
Emancipación, por la liberación del individuo realizada por los individuos mismos, no al sistema representativo.
El sistema de elecciones, ni es democrático ni representativo
En lo político, el régimen de adoctrinamiento ilimitado con extinción completa de la libertad de conciencia, propio de las sociedades contemporáneas, es capaz, desahogadamente, de fabricar la opinión pública y constituir la voluntad política de la masa de los electores, lo que hace con aplicación y rigor en cada acto comicial, y también en el tiempo que transcurre entre uno y otro. Por tanto, como apunta C. Schmitt, el poder político y sus complementarios, el ideológico, mediático e intelectual, son la causa, y no la consecuencia, de la voluntad popular, lo que niega que el régimen constitucional, parlamentario y de partidos sea una democracia y, también, que sea un sistema representativo.
Que no es lo primero resulta obvio, pero que ni siquiera alcance a ser un orden representativo lo es menos, así que se darán los argumentos.
Para que pueda hablarse de representación con propiedad ha de haber una elección razonablemente libre de los designados por el pueblo, lo que exige una constitución autónoma del ideario de cada elector, con libertad de información, de expresión y debate plural, modos de garantizar la formación no dirigida de la voluntad política de los representados, basamento del hecho designativo. Esto excluye la existencia de un régimen de aleccionamiento de la multitud, pues nada más el arbitrio político creado desde abajo, de manera espontanea, puede servir de fundamento para escoger un soberano. Pero las actuales votaciones no son, ni mucho menos, libres, dado que provienen de la violación psíquica continuada de las multitudes por la propaganda política y la mercadotecnia partidista e institucional.
A lo expuesto se une que solo es admitido el elegir entre entidades políticas en lo esencial iguales entre si, porque son todas ellas partidos del Estado liberal-constitucional, de ahí el régimen de partido único de partidos, y no agrupaciones populares constituidas autodeterminadamente, lo que hace de la emisión del sufragio una parodia.
En tercer lugar, todo acto comicial en una formación social con Estado es realizado bajo coacción, pues de no acontecer lo esperado por las minorías detentadoras del poder, los aparatos militar-policiales pueden intervenir de manera sangrienta, como sucedió en 1936. De manera que la lógica de la sumisión espiritual que constituye la esencia última de la modernidad responde a la existencia de un sistema de dictadura, no democrático y no representativo, único en la historia por su potencia y rotundidad, una dictadura política perfecta.
Los partidos son los condones de la libertad
Con esta clara y rotunda expresión se definían a los partidos en el mayo del 68 francés. Pero hoy después de más de 40 años me pregunto si los partidos son necesarios o debieran suprimirse, y para ello, retomo el contenido de parte de las notas que sobre la supresión general de los partidos políticos escribió la controvertida Simone Weil a principios de 1943, y así, discurriendo sobre sus características esenciales escribía:
“Un partido político es una máquina de fabricar pasión colectiva. Un partido político es una organización construida de tal modo que ejerce una presión colectiva sobre el pensamiento de cada uno de los seres humanos que son sus miembros. La única finalidad de todo partido político es su propio crecimiento, y eso, sin límite. Debido a este triple carácter, todo partido político es totalitario en germen y en aspiración. La finalidad de un partido político es algo vago e irreal. Si fuera real, exigiría un esfuerzo muy grande de atención, pues una concepción del bien público no es algo fácil de pensar. La existencia del partido es palpable, evidente, y no exige ningún esfuerzo para ser reconocida. Así, es inevitable que de hecho sea el partido para sí mismo su propia finalidad. Los partidos son organismos públicos, oficialmente constituidos de manera que matan en las almas el sentido de la verdad y de la justicia. Se ejerce la presión colectiva sobre el gran público mediante la propaganda. La finalidad confesada de la propaganda es persuadir y no comunicar luz. Hitler vio perfectamente que la propaganda es siempre un intento de someter a los espíritus. Todos los partidos hacen propaganda. El que no la hiciera desaparecería por el hecho de que los demás si la hacen. Todos confiesan que hacen propaganda. Nadie es tan audaz en la mentira como para afirmar que se propone la educación del público, que forma el juicio del pueblo. Los partidos hablan, cierto es, de educación de los que se les ha acercado, simpatizantes, jóvenes, nuevos adherentes. Esa palabra es una mentira. Se trata de un adiestramiento para preparar la influencia mucho más severa que el partido ejerce sobre el pensamiento de sus miembros. Supongamos que un miembro de un partido —diputado, candidato a diputado, o simplemente militante— adquiera en público el siguiente compromiso: «Cada vez que examine cualquier problema político o social, me comprometo a olvidar absolutamente el hecho de que soy miembro de tal grupo y a preocuparme exclusivamente de discernir el bien público y la justicia.» Ese lenguaje sería muy mal acogido. Los suyos, e incluso muchos otros, lo acusarían de traición. Los menos hostiles dirían: «Entonces, ¿para qué se ha afiliado a un partido?», confesando de esta manera ingenua que, cuando se entra en un partido, se renuncia a buscar únicamente el bien público y la justicia. Ese hombre sería excluido de su partido, o por lo menos perdería la investidura; seguramente no sería elegido. Si un hombre, miembro de un partido, está absolutamente decidido a ser fiel, en todos sus pensamientos, tan solo a la luz interior y a nada más, no puede dar a conocer esa resolución a su partido. Entonces se encuentra respecto del partido en estado de mentira. Es una situación que solo puede ser aceptada a causa de la necesidad, que obliga a estar en un partido para tomar parte eficazmente en los asuntos públicos. Pero entonces esa necesidad es un mal y hay que ponerle fin suprimiendo los partidos. Un hombre que no ha adoptado la resolución de fidelidad exclusiva a la luz interior instala la mentira en el centro mismo del alma. Las tinieblas interiores son su castigo. Sería un intento vano salir de esa situación mediante la distinción entre libertad interior y disciplina exterior. Pues hay que mentir entonces al público, hacia el que todo candidato, todo elegido, tiene una obligación particular de verdad. Si me planteo decir, en nombre de mi partido, cosas que estimo contrarias a la verdad y a la justicia, ¿voy a indicarlo en una advertencia previa? Si no lo hago, miento.
De esas tres formas de mentira —al partido, al público, a uno mismo— la primera es con mucho la menos mala. Pero si la pertenencia a un partido obliga siempre y en todos los casos a la mentira, la existencia de los partidos es absolutamente, incondicionalmente, un mal. Es imposible examinar los problemas increíblemente complejos de la vida pública estando atento a la vez, por un lado, a discernir la verdad, la justicia, el bien público, y por otro, a conservar la actitud que conviene a un miembro de tal grupo. La facultad humana de la atención no es capaz simultáneamente de las dos preocupaciones. De hecho todos se quedan con una y abandonan la otra. Pero ningún sufrimiento le espera a quien abandona la justicia y la verdad. En cambio, el sistema de partidos comporta las penalizaciones más dolorosas por insubordinación. Penalizaciones que alcanzan a casi todo —la carrera, los sentimientos, la amistad, la reputación, la parte exterior del honor, incluso a veces la vida familiar—. El partido comunista ha llevado el sistema hasta la perfección.
Incluso en el que interiormente no cede, la existencia de penalizaciones falsea inevitablemente el discernimiento. Pues si quiere reaccionar contra la influencia del partido, esa voluntad de reacción es ella misma un móvil ajeno a la verdad y del que hay que desconfiar. Pero también la desconfianza; y así con todo. La atención verdadera es un estado tan difícil para el hombre, tan violento, que cualquier turbación personal de la sensibilidad basta para obstaculizarla. Y de ahí la obligación imperiosa de proteger, tanto como sea posible, la facultad de discernimiento que se tiene en sí mismo, contra el tumulto de las esperanzas y de los temores personales. Cuando hay partidos en un país, más tarde o más temprano el resultado es un estado de hecho tal que es imposible intervenir eficazmente en los asuntos públicos sin entrar en un partido y jugar el Juego. Cualquiera que se interese por lo público desea interesarse eficazmente. Por lo que quienes se inclinan por la preocupación hacia el bien público, o renuncian a pensar en ello y se orientan hacia otra cosa, o pasan por el aro de los partidos. En este caso también eso les causa preocupaciones que excluyen la del bien público.
Los partidos son un maravilloso mecanismo en virtud del cual, a lo largo de todo un país, ni un solo espíritu presta su atención al esfuerzo de discernir, en los asuntos públicos, el bien, la justicia, la verdad. El resultado es que —a excepción de un pequeño número de circunstancias fortuitas— solo se deciden y se ejecutan medidas contrarias al bien público, a la justicia, a la verdad. Si se le confiara al diablo la organización de la vida pública, no podría imaginar nada más ingenioso. Si la realidad ha sido un poco menos sombría, es porque los partidos aún no lo habían devorado todo. Ahora bien, de hecho, ¿ha sido un poco menos sombría?, ¿no era exactamente tan sombría como el cuadro esbozado aquí?, ¿no lo han mostrado los acontecimientos?
Hay que admitir que el mecanismo de opresión espiritual y mental propio de los partidos ha sido introducido en la historia por la Iglesia católica en su lucha contra la herejía.
¿Cómo adherirse a afirmaciones que no se conocen? Basta con someterse incondicionalmente a la autoridad de donde emanan. Un hombre que se afilia a un partido seguramente ha percibido, en la acción y la propaganda de ese partido, cosas que le han parecido justas y buenas. Pero jamás ha estudiado la posición del partido respecto a todos los problemas de la vida pública. Al entrar en el partido, acepta posiciones que ignora. De esa manera somete su pensamiento a la autoridad del partido. Cuando, poco a poco, conozca esas posiciones, las admitirá sin examen.
En cuanto a la tercera característica de los partidos, a saber, que son máquinas de fabricar pasión colectiva, está claro que no necesita probarse. La pasión colectiva es la única energía de la que disponen los partidos para la propaganda exterior y para la presión ejercida sobre el alma de cada miembro. Se admite que el espíritu de partido ciega, vuelve sordo a la justicia, empuja incluso a gente honesta al encarnizamiento más cruel contra inocentes. Se admite, pero no se piensa en suprimir los organismos que fabrican tal espíritu.
La conclusión es que la institución de los partidos parece efectivamente constituir un mal más o menos sin mezcla alguna. Son malos en cuanto a su principio, y sus efectos son, en la práctica, malos. La supresión de los partidos sería un bien casi puro. Es eminentemente legítima en principio, y en la práctica solo parece susceptible de efectos buenos.
Es dudoso que se pueda remediar esta lepra que nos mata sin antes suprimir los partidos políticos.”
No se sabe cuando desaparecerán los partidos políticos, pero lo que si se sabe es que la gente viviría mejor sin ellos. Mantener a tanto embustero, ladrón y corrupto, así como a los que les protegen resulta excesivamente caro por lo ineficaz que resulta para el resto de la sociedad donde mucha gente tiene que malvivir para que ellos se enriquezcan cada vez más.
No hay más que ver el espectáculo que están dando todos los partidos políticos, donde hoy sin ir más lejos el presidente de la Generalitat Valenciana Francesc Camps ha amenazado a todos los militantes del PP que no respeten la ley del silencio, es decir, que han convertido en ley no escrita, la sumisión que el militante del partido debe a la jerarquía del mismo, al igual que hace unos días el expresidente de la Generalitat Catalana dijo más o menos que si todos “tirasen de la manta” quedarían todos los políticos al descubierto, como diciendo que hay que callar ya que todos están involucrados en el robo organizado.
Los partidos políticos hoy, solamente son necesarios para que sirvan de titiriteros públicos, de les que realmente toman las decisiones del reparto del pastel, que permanecen en la sombra sin que sus nombres salgan a la luz a no ser que alguien de otra familia se vengue y tire de la manta. Son les de siempre, les que se van sucediendo generación tras generación en la cúpula militar, financiera y eclesial, son les que de la guerra hacen grandes negocios, las guerras son el terrorismo de los ricos, también hacen negocio de la religión y son los beneficiarios de la tradicional explotación económica y social, los causantes del hambre y la injusticia en el mundo.
Son les Borbones, les Botines, les González, les Serra, les Muñoz Grandes, les Pujol, les Aznar, les Maragall, les Fernandez, les Rubalcaba, les Franco, les Klopovich, les Alonso, les Val- dés, les Aguirre, les Solchaga, les Murillo, les Fernandez Ramirez, les Armada, les Milan del Bosch, les Alba. les Ibarra, les Vila d’Abadal, les Millet, les Güell, les Samaranch, les Lacalle, les Vilarasau, les Godó, les Gaspart, les Ferrer Sa- lat, les Mateu, les Dexeus, les Trias de Bes, les Valls, les Carreras, les Maluquer, les Milá, les Lara. les Coll i Alentorn, les Raventós, les Du- rán Farrell, les Garriga, les Gual, les Nadal, les Puig, les Puigvert, les Malvehy, les Porcioles, les March, les Villalonga, les Roca, y así, hasta otres doscientes familias más, son las que de- tentan el poder en esta demodura.
Todavía hay mucha gente que no se ha dado cuenta que a los únicos que les interesa la implantación de los partidos es a las 250 familias citadas, las mismas que cuando les interese una dictadura, o una monarquía absoluta, o una república, la impondrán con la finalidad de perpetuarse en el poder y en su enriquecimiento familiar. Todas estas familias se enriquecieron antes de la república, en y después de la república, en la dictadura y en la demodura (sic).
Los partidos políticos, los jueces, los militares y las fuerzas represivas, son los brazos armados que defienden a todas estas familias, no a nosotros, no al bien común, sino a elles, sus guerras, sus negocios, sus iglesias, sus empresas y sus bancos. A todas estas familias, son, a las que Zapatero y su gobierno (que también son de elles) les ha dado miles y miles de millones de euros, para cubrir sus desfalcos y su robo organizado, cuando hay millones de plebeyos que no llegan a fin de mes, por culpa de estos ladrones, y a les que sociatas y peperos les regalaron el patrimonio público en forma de bienes e inmuebles mediante privatizaciones a bajo precio, para después tener que alquilárselos a precio de oro para realizar las mismas gestiones públicas que hacían con anterioridad desviando cantidades enormes del erario público hacia sus bolsillos.
Han transcurrido 31 años de demodura, sin que cualitativamente nada haya cambiado. Cuantitativamente sí hemos cambiado: se han triplicado el número de cárceles y de preses, cuadruplicado el número de jueces, quintuplicado el número de policías y guardias, sextuplicado el número de cargos políticos y funcionarios, centuplicado las ganancias de los banqueros y empresarios de las familias políticas y el expolio que realizan cada año estos bucaneros asciende a más del 60% del PIB. Se legisla y se condena con un código penal más duro si cabe que el de la propia Inquisición y el TOP, a los inmigrantes, a los que protestan, a los disidentes, a los antisistema, a los que luchan y no se dejan avasallar por los abusos del Estado y del Capital.
A pesar de sus esfuerzos por adormecer a la gente con fútbol, espectáculos y TV basura cada vez el desprestigio político, judicial, militar, financiero y policial, es mayor. Cada vez hay menos votantes, y cada día se hace más urgente la destrucción de este Estado corrupto y tirano que ha dejado de ser un Estado de Derecho para convertirse en la cueva de las 250 familias depredadoras de los sueños, vidas y haciendas de 40 millones de súbditos.
Periódico Anárquico Antisistema
15-O Cibeles-Sol
Nos vemos a las 18 hrs, el 15 de octubre, de Cibeles a Sol.
¡ESTE 20N NO VOTES, ABSTENCIÓN ACTIVA!
¡POR LA EXTENSIÓN DE LA REVUELTA!
¡POR LA EXTENSIÓN DE LA REVUELTA!
¡HACIA LA HUELGA GENERAL!
Hace tiempo que descubrimos que la única solución posible a los errores del sistema es su completa destrucción y no el tratar de mejorar lo existente. No pedimos nada a este sistema basado en la corrupción y la injusticia, no queremos reformarlo para que la dominación y la explotación sean más llevaderas.
El problema no es la crisis, si no es capitalismo, del cual nosotras/os también formamos parte con nuestro consumo y participación en el proceso de producción. Debemos asumir nuestra parte de responsabilidad y actuar en consecuencia, consumiendo y produciendo lo menos posible. Okupando espacios abandonados donde vivir, llevar a cabo puntos de encuentro, lugares para el aprendizaje, difusión política... reciclar los deshechos del capitalismo: comida, ropa, muebles, utensilios... creando alternativas al trabajo asalariado: huertos urbanos, colectividades de todo tipo, grupos de consumo ecológico, auto-empleo en cada uno de los oficios que sea posible, etc.
El tomar las plazas y llevar a cabo asambleas es un primer paso para enfrentarse al sistema (no para formar parte de él), puesto que el parlamentarismo y el asamblearismo son conceptos opuestos, ya que una sociedad puede basarse en la opresión y la falta de capacidad de decisión por parte de la inmensa mayoría (parlamentarismo) o en la igualdad y la libertad a la hora de tomar las decisiones (asamblearismo), pero nunca en un híbrido de ambas. Debido a que son conceptos opuestos y tarde o temprano eso desembocará en un enfrentamiento entre ambas formas de organización.
Una vez hayamos construido la alternativa asamblearia, ya podemos comenzar a resolver por nosotras/os mismas/os los problemas que nos genera el Estado y el Capitalismo. Si nos desahucian por impago, recuperemos nuestra casa okupándola. Si se cierra una empresa y se despide a las/os trabajadoras/es, okupémosla y gestionémosla de forma asamblearia y horizontal. Si hay redadas racistas en el barrio, avisemos a las/os vecinas/os y expulsemos a la policía del barrios. Si en las escuelas y Universidades estatales se adoctrina y enseña a ser sumisas/os a las/os niñas/os, colectivicemos la educación y que no existan especialistas, creando librerías autogestionadas, Centros Sociales Antiautoritarios, bibliotecas sociales, distribuidoras anticapitalistas, jornadas de todo tipo, debates...
Nos declaramos opuestas/os a la Constitución Española, basada en la traición de la izquierda durante la transición española y donde se recogen los fundamentos de un sistema totalitario, como cualquier sistema estatal. Que únicamente representa a los intereses de los opresores, quedando como siempre y de forma lógica, nuestros “derechos” en papel mojado. La única constitución válida es la que arde y nos gustaría ver una gran fogata en la puerta del sol con miles de ellas.
Ante los últimos recortes sociales que ha llevado a cabo el Gobierno: Reforma laboral, jubilación a los 67 años, privatizaciones... y la cada vez mayor represión: 25 detenidas/os el 15 de Mayo, constantes desahucios y desalojos, decenas de heridas/os y más detenidos/as ante la visita del Papa, redadas racistas en los barrios más desfavorecidos, una compañera condenada a 8 años de prisión, decenas de policías absueltos de torturas y malos tratos, un compañero preso recientemente, las/os detenidas/os por una vivienda digna juzgadas/os hace muy poco...
Tenemos que organizarnos y plantarles cara a quienes se creen que son nuestros dueños, porque se ha demostrado que la lucha es la única forma de conseguir mejorar las condiciones de vida. Y también es el único camino para que la autoridad no campe a sus anchas con total impunidad, destruyendo el entorno, matando a millones de animales y dominando a toda la humanidad.
Falta un mes para que la clase política vuelva a intentar usurpar nuestra capacidad de organización y toma de decisiones, no se lo pongamos fácil. El voto blanco o nulo son una estafa del sistema parlamentario para que formes parte de él. La única respuesta real y coherente es no ir a votar y seguir luchando en las calles, para no legitimar su sistema jerárquico y autoritario.Ha llegado el momento de pasar a la acción, la historia es nuestra y la escriben los pueblos.
BLOQUE ANARQUISTA Y AUTÓNOMO
15 de octubre de 2011
http://dl.dropbox.com/u/6866802/folleto_mani_15oct.jpg
carteles y pegatinas encontrados a lo largo de la manifestación
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carteles y pegatinas encontrados a lo largo de la manifestación
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