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¿Qué es el trabajo asalariado?

¿Qué es el trabajo asalariado?

Extraido de www.diagonalperiodico.net/la-plaza/trabajo-asalariado.html

El trabajo no es un problema, y es, además, necesario, porque la transformación de la naturaleza por la actividad humana es imprescindible para la supervivencia de la especie y de los individuos. A este respecto, lo único que ha cambiado es que la enorme productividad desatada por el capitalismo ha llegado a entrar en contradicción con los límites ecológicos y ha configurado un gigantesco mercado de bienes de consumo innecesarios. Quizá ya no hace falta tanto trabajo para reproducir la vida humana. Quizá hay un exceso de actividades antisociales alimentadas por el proceso de acumulación sin fin en que el capitalismo consiste. Pero esa no es la cuestión principal.

El problema esencial –el que genera el mismo proceso de acumulación– de nuestro tiempo no es el trabajo, sino el trabajo asalariado. La relación asimétrica que impone que una persona, sin acceso a los medios de producción, deba vender su fuerza de trabajo a otra, propietaria de los mismos, a cambio de una retribución que ha de permitir reproducir esa misma fuerza, para que la rueda pueda seguir girando al día siguiente. La diferencia entre el valor de lo que permite reproducir la fuerza de trabajo y el valor de lo producido se llama plusvalía. Y es un producto específicamente humano que se apropia en exclusividad una de las partes de la relación.

Asalariado

Sustentada esa dinámica esencial –el trabajo asalariado–, el problema se configura como una cuestión relativa a una relación de fuerzas en un momento concreto. Es el escenario de un conflicto: la lucha de clases. Las victorias parciales de una u otra parte le permiten aumentar o disminuir el grado de explotación, modificar los mecanismos por los que se expresa la misma confrontación, desestructurar al adversario. Eso es lo que ha pasado con el mundo laboral en las últimas décadas: la emergencia de un profundo proceso de desestructuración, segmentación y debilitamiento de la clase trabajadora por parte de un empresariado cada vez más triunfante y organizado.

Subcontratas, ETT, contratos tem­­porales, deslocalizaciones, facilitación del despido, flexibilidad absoluta en torno a las condiciones esenciales de trabajo… constituyen mecanismos, conscientemente desarrollados, para enfrentar a los trabajadores entre sí.

La llamada descentralización productiva –lo que otros llaman el postfordismo– no es más que una brutal mutación que transforma un mundo laboral de obreros, con contrato para toda la vida, con un cierto contrapoder sindical y con el salario suficiente para poder hacer frente a los gastos de una familia patriarcal –modelo fordista–, en un magma ultraflexible de posiciones diferenciadas, nadando desde los restos de lo anterior, cada vez más acosados –el llamado core business–, hasta las mil y una formas de la precariedad post­moderna: temporales, subcontratados, en misión, falsos autónomos, con jornada parcial, en formación, etc.

Estructura esencial

Lo que ha explosionado es la idea misma del derecho del trabajo como elemento de racionalización de la relación salarial, como normativa que legitimaba y, al tiempo, limitaba, la explotación inherente a la forma capitalista de trabajar. Ahora estamos ante una mixtura ultraflexible entre la dictadura del Capital en el centro de trabajo y mecanismos de domesticación de la fuerza laboral, como el desempleo de masas y la conformación de “zo­nas grises” entre el derecho social y otros ordenamientos legales –falsos autónomos, prácticas formativas, trabajo migrante, etc.–

¿Deberíamos trabajar tanto? Pro­bablemente no. ¿Deberíamos garantizar un ingreso básico a quienes no pueden acceder a un empleo? Sin duda, sí. Pero no olvidemos que ni la renta básica ni el reparto del empleo serán posibles sin operar seriamente sobre la relación salarial. Sin intentar, organizadamente, influir sobre ella y, si se puede, abolirla. Cómo hacerlo es una pregunta compleja que daría para otro artículo. Lo que está claro es que el de la relación salarial es un espacio decisivo para discutir la estructura esencial de la sociedad.

Escrito por José Luis Carretero Miramar

El retorno del lunes



"En la oficina está el verdadero infierno, no tengo miedo ya a ningún otro"

Franz Kafka

Su misión es tu voto...



El conocimiento líquido: Sobre la reforma de las universidades públicas. José Luis Pardo

...Con todo, a quienes llevamos toda nuestra vida en el mercado laboral no nos resulta nada extraño este tipo de humillación que consiste en que, de cuando en cuando, llega a la empresa o la institución en la que trabajamos un jefe de personal más o menos mentecato y decreta que las condiciones económicas se han endurecido, que la labor que realizábamos hasta ese momento ha dejado de ser rentable y que hemos de aceptar con resignación nuestro despido, acostumbrarnos a cobrar menos, a trabajar peor o a hacer cosas aún más vergonzosas para poder seguir ganándonos la vida. Si alguien se hubiera limitado a decirnos que los institutos de bachillerato o las universidades son demasiado caros, que la ilustración como instrumento de emancipación y de justicia social ya no resulta rentable y que hay que acometer su reconversión para transformar los antiguos establecimientos de enseñanza y de investigación en modernas expendedurías de “conocimiento-rápido” o “conocimiento-basura” al estilo de las empresas de trabajo temporal y precario, esto nos habría resultado muy penoso desde el punto de vista profesional y personal, pero también muy conocido si tenemos alguna experiencia y alguna memoria de clase trabajadora. Lo verdaderamente deshonroso es que esta humillación se ha envuelto en los ropajes de una “revolución del conocimiento” sin precedentes que llevará a nuestros países a alcanzar altas cotas de progreso y puestos de cabeza en el hit parade internacional de la innovación científica. En El País del 22 de Abril de 2006 (“Juan Pablo II”), Rafael Sánchez Ferlosio recordaba una vez más que “la apología positiva del ‘trabajo’ en sí mismo y por sí mismo surgió con el capitalismo y su necesidad de mano de obra, y fue enseguida recogida sin rechistar por el marxismo; la exaltación del trabajo –sin determinación de contenido– como virtud moral se desarrolló como la más perversa pedagogía para obreros”. Nosotros tendríamos ahora que decir que “la apología positiva del ‘conocimiento’ en sí mismo y por sí mismo” surgió con la derecha ultraliberal y su necesidad de empleados inestables, y fue enseguida recogida sin rechistar por la izquierda aerodinámica; y que “la exaltación del conocimiento –sin determinación de contenido– como virtud moral” se ha desarrollado al modo de “la más perversa pedagogía” para obreros del saber descualificado.

La “perversión” ha resultado en este caso muy fácil de imponer: sin duda, debió hacer falta dar un gran giro teológico para mudar la naturaleza del trabajo desde su originaria condición de castigo divino a la de vía regia para la redención, la salvación e incluso la revolución, mientras que resulta casi imposible señalar un solo signo de resistencia frente a la monumental sandez, hoy aceptada como dogma, de que el dominio universal de la comunicación social por parte de las empresas privadas del sector de las nuevas tecnologías (completamente imposible de someter a cualquier instancia jurídica, política, científica o de cualquier orden ajeno a la lógica del propio mercado) es un salto cualitativo en la evolución cultural de la especie; de que las descargas de pornografía por Internet, la exaltación ilimitada del yo mediante la página web y el blog o la transmisión de mensajes mediante teléfonos móviles representan una opinión pública mundial que amplía y profundiza la democracia hasta niveles nunca conocidos; o de que el floreciente negocio que para los fabricantes de hardware y de software ha supuesto el imperativo indiscutido de colonizar todas las instituciones educativas con sus productos (productos que no dejan de ser “contenedores” que nada dicen acerca de la calidad de lo contenido en ellos o de su capacidad para contener los saberes que suponemos propios de tales instituciones), identificando sin el menor esfuerzo argumental la ciencia con la instalación de ordenadores y de banda ancha, portátiles, wi-fi y cañones de proyección para power point –perfectamente compatibles, por lo que sabemos, con la más completa ignorancia y la estupidez más generalizada, además de con la cruda maldad–, es una garantía del acceso mundial a la verdad. Este “conocimiento” no puede ser otra cosa más que ese flujo continuo y uniforme de contenidos indiferentes producidos exclusivamente como relleno superfluo y siempre sustituible para empastar tan ilimitadamente vacíos y tecnológicamente deslumbrantes envases...

De demoscopia y demagogia: a la caza del voto indignado

De demoscopia y demagogia: a la caza del voto indignado

La democracia significa poder ser esclavo de cualquiera“  -Karl Kraus
A río revuelto, ganancia de pescadores“  -Sabiduría popular

A base de recortes, casos de corrupción y nepotismo la denominada clase política se ha colocado a sí misma en un terreno cada vez más alejado de las simpatías de lo que una vez fue su masa social. La deslegitimación de los grandes partidos a ojos de gran parte de la sociedad lleva gestándose unos cuantos años, pero al mismo tiempo no cabe duda de que últimamente los/as propios/as protagonistas de esta historia se han empleado a fondo para descalificarse a sí mismos/as. Los resultados nos los presenta regularmente el CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas) en forma de sucesivas encuestas de intención de voto. La última, de finales de abril 2013, presenta una situación tan novedosa como previsible: el declive de los dos grandes partidos y el incremento de hipotéticos votos hacia “los pequeños”, representados principalmente por IU y UPyD, pero también por formaciones como EQUO.

Esta evolución es especialmente pronunciada en la ciudad de Madrid, durante la última década (concretamente desde el Tamayazo, para quienes nos acordemos de la ya enterrada era del boom del ladrillo, cuyas consecuencias, sin embargo, siguen tan presentes) feudo del PP. Si bien a día de hoy sigue liderando la intención de voto con una cómoda ventaja, ha perdido la mayoría absoluta. Lo interesante es que el principal beneficiado no es el PSOE, cuyo desplome es incluso más pronunciado que el del PP, sino IU, que se acerca, con un 18,9% de la intención de voto, mucho a un PSOE que a duras penas se mantiene por encima del 20%. La conclusión que sacamos es sencilla: sí, hay un enorme descontento con la clase política en general y con los grandes partidos en particular; sí, casi el 30% de los/as encuestados/as nombra a los políticos como el mayor problema de nuestra sociedad; sí, el Parlamento como institución también suspende la encuesta y sí, fenómenos como la abstención y el voto nulo están al alza, pero… los grandes beneficiarios actualmente siguen siendo más de lo mismo. Otro partido, otras promesas enfocadas hacia los mismos instrumentos de siempre. Delega en nosotros/as ya que ellos/as no han sabido.

Quienes hoy serían los/as grandes ganadores/as electorales –IU– sencillamente son quienes mejor han sabido maniobrar en la actual situación de descontento para aprovecharse de ella. Buscando la alianza con todo tipo de movimientos sociales, adueñándose de campañas ajenas y dejándose ver (ahí estaba oportuna y oportunistamente Cayo Lara, en el primer desahucio frenado por la PAH en Madrid) para luego presentarse como el brazo político/parlamentario de tales movimientos. Se lo dicen todo ellos/as mismos/as: a finales de Mayo el Consejo Político Federal de IU lanza un “plan de acción común” para los próximos meses que invita a todos los “movimientos sociales, redes, fuerzas políticas estatales federalistas, nacionalistas y locales, sectores de la cultura y académicos, sindicatos y demás iniciativas participativas [sic] que están surgiendo en el conjunto de España para “construir un bloque social y político” que “dispute la hegemonía política a las fuerzas conservadoras que actualmente gobiernan las instituciones”. ¿La finalidad concreta de esta oferta dirigida al 15-M, “las mareas” etc?  Una “rebelión democrática” de quienes, a juicio del Consejo Político Federal de IU, “desarrollamos la misma lucha en diferentes planos”.  ¿Y el rol concreto de IU en todo esto?  El de “saber sintetizar el desarrollo de los acuerdos para consolidar y ampliar la estructura organizativa del movimiento” y para “convertir a IU en una organización de masas con perfil y personalidad propia”. Así de simple, así de claro. Lo cierto es que en cierta medida la estrategia está dando resultados. Aquí, todavía hipotéticos. En otros países, más tangibles: desde el Movimiento Cinco Estrellas en Italia hasta Syriza en Grecia, los partidos políticos que se presentan como alternativa anti-establishment han sabido aprovechar la actual coyuntura. No es de extrañar que grupúsculo tras grupúsculo se llene la boca con la intención de construir la Syriza española.

Igual que los/as compañeros/as griegos/as insistimos y seguiremos insistiendo en que la lucha está en la calle, en el día a día, en las relaciones y respuestas cotidianas, que el Parlamento es el territorio del enemigo y que delegando la solución de nuestros problemas cada cuatro años nos hacemos un flaco favor. Construyamos, sí. Pero entre iguales.

(Audio) Ludditas

Las revueltas Ludditas fué un movimiento popular surgido a comienzos del siglo XIX como respuesta a los comienzos de la revolución industrial en Gran Bretaña. Los “destructores de máquinas” se revelaron contra la maquinización en las fábricas y la consiguiente degradación de sus vidas, apostando en su lucha por la organización horizontal y el rechazo directo hacia instituciones públicas y privadas.

En este programa puedes saber más sobre su historia; ¿Qué significó el Ludismo?, ¿Cómo se organizaban?, ¿Cuáles eran sus objetivos?, ¿Cómo se ha visto reflejada su lucha con el paso de los años? ¿Cual fué la reacción del Estado Inglés y los grandes industriales?. Estas y otras preguntas pretenden ser contestadas aquí a base de documentación, bajo nuestra subjetividad (la objetividad no existe) y de forma amena y entretenida.
Sí tienes algo que comentarnos, alguna duda, sugerencia, queja o forma de participación deja un comentario y nos pondremos en contacto contigo.