Independencia y revolución social La patria que todo lo pudre



Después de tanto desencanto, del auge de protestas sociales, resulta decepcionante ver que la exaltación del patriotismo sigue siendo una técnica infalible que, agitándose, es capaz de saber desviar la atención a la miseria cotidiana. Una invocación que consigue distorsionar la lógica de dominación. Al necio poco le importa el color que mande sobre todo lo demás. Y bandera que lleve. Porque todo patriota sigue las consignas programadas de antemano. La ideologías equivalen a lo mismo si se promocionan como tales, puesto que no puede haber hegemonía en el pensamiento humano si queremos sentirnos libres. 

Cuando los estados, capitales y sus lacayas mediáticas hablan de independencia hablan de cuestiones territoriales y tributarias; o sea dinero y más dinero. Y no de la libertad real de un pueblo a decidir ser independiente. Porque para nosotras, independencia es libertad. Y este sentimiento no pasa por la aceptación de un nuevo estado que de por sí ya lo vivimos todos los días. ¿Acaso no sufrimos la represión en nuestro propio idioma?. Un barrio, un vecindario, un municipio es libre cuando consigue ser autosuficiente. Sólo así podemos hablar en un plano de independencia de clase en lo territorial. Porque en definitiva, el territorio es donde una vive, se relaciona y asume la identidad local, ¿no?. Cuando periodistas y todólogas hablan de cultura, en realidad hablan de formación de masas, del mercado de los sentimientos grupales, los idiomas y tradiciones tasado según versión propagada por cada grupo de poder. Así pues, podemos oír imbecilidades como españolización o que aupando un nuevo estado todo se solucionará. ¿Y quién da la cara? El pueblo, la clase pagadora. ¿Quién se beneficia? la casta política, la burguesía y sus tejidos empresariales.

No olvidemos de qué va lo libertario, porque parece que hay que recordar que apoyando a partidos políticos no son formas coherentes de actuar. Ciudadanismo y socialdemocracia no es lo nuestro.
¿Y quiénes somos nosotras para criticar así?. Gente anónima como tú, como todas. Con nuestros problemas, ignorancias, carencias, debilidades y fortalezas. Y con ideología. De eso se trata. De ser autocríticas y combativas. Es fuerte leer, oír.., que lo libertario en cuestión de elecciones democráticas es tratar de tener la libertad de ir o no a votar. Como si se cuestionara la libertad de cada individuo a hacer lo que tenga que hacer.

No se trata de esto. Se trata de no seguir los dictámenes de comportamiento y concertación social. No es cuestión de quedarnos en la decisión en sí de ir a votar, sino que lo esencial es no reconocer la validez del mismo sistema puesto que cualquier participación política de este calado, es una  justificación de la existencia y necesidad del sistema de dominio. Lo libertario,para mantenerse libre y luchar por ello, tiene que pasar al ataque. Visualizar al enemigo en su conjunto, y en este caso se quiere destruir el estado, la autoridad, es lógico que se pase como mínimo a no colaborar con tus
supuestos enemigos. Votar es seguirles la corriente. Y la verdad, parece mentira que a estas alturas de drama social, aún estemos confiando en las bondades de los partidos políticos.
¿Qué pasa aquí?. ¿Nos están borrando la inteligencia colectiva?. ¿ Aún queda algo por ahí
de conciencia?. Ni siquiera las izquierdas más enrolladas nos darán nada a cambio sin pagar un alto precio.

Eso lo pagamos el pueblo llano. Y es que la fe mueve montañas. Es un arma potencial en contra de cualquier insurgencia que quiera destruir este sistema. La ilusión de que la solución a los problemas económicos pasa por dejarse delegar por los propios saqueadoras de nuestras vidas, demuestra que es un grave síntoma de degradación humana de forma masificada. La fe, pura ilusión infundada, es potenciada en este caso como circo dentro de lo espectacular y patriótico. Una manipulación y falsificado del pasado que consigue exaltar el sentimiento identitario de un pueblo, llegando así a crear una falsa expectativa de liberación. Viejos trucos que siguen funcionando en los períodos de crisis económicas agudas. Más bien reestructuraciones de capital y reafirmación del poder. No existen naciones sin estados. Ni siquiera los pueblos kurdos, saharauis -vago ejemplo- se libran de la gestión jerárquica y mediatizadas por sus fuerzas políticas pro-estatales. Son las mismas movilizaciones y partidos que fuerzan a la población esclavizada a enfrentarse entre ellas. Son los colectivos sociales más explotados los que son sometidos a un constante control y precariedad de su situación económica. Divide y vencerás. Son pueblos libres los grupos de personas que logran romper con la impunidad del orden social que les somete y tortura a diario: Un contrato a perpetuidad de trabajo y sumisión para una minoría de ganadoras a la hora de parasitar sobre todo lo demás. Y esos enemigos, al igual que el dinero, son el mismo objetivo a derribar para no ser eliminadas y borradas de la historia. Para que no desaparezca su identidad cultural, su lengua, su cultura. Porque sin lucha no hay victoria. Y sin naciones ni estados vivimos de forma más saludable.

Extraído:
 http://barcelona.indymedia.org/usermedia/application/11/revista_prou_CAST_n%C2%BA2_JUNIO_2013.pdf


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