El triple carácter corruptor del trabajo asalariado

El triple carácter corruptor del trabajo asalariado que tipifica la explotación capitalista se manifiesta en el capitalista dueño de los medios de producción cuando se roba una parte del fruto del trabajo realizado por el asalariado; en el obrero que tiene que venderse como mercancía al mejor postor y en la sociedad toda, que asume los caracteres de esa forma de explotación y los “valores” de la clase social dominante.
  
La burguesía
Es sabido que el capitalista se apropia de la plusvalía, esa parte del fruto del trabajo del obrero -manual o intelectual, del campo o la ciudad, de la empresa productora o de servicios-, que queda en el proceso de producción luego de pagar todos sus costes, incluido el salario del trabajador. Se trata de la parte del trabajo no pagada al obrero de la cual se apropia, se roba el empleador.
El fetichismo del salario estriba en que, como promedio, el capitalista paga al trabajador, por el uso de su fuerza de trabajo lo suficiente como para que éste se reproduzca; pero esconde que pagó solo una cantidad de dinero para obtener otra mayor que salió de ese trabajo “pagado”, pues el trabajo es la única mercancía capaz de producir más valor que el pagado por ella.
  
Se trata del más brutal acto de corrupción realizado contra los seres humanos modernos, que al no ser dueños de medios de producción en forma individual ni colectiva, son obligados a emplearse, vender su fuerza de trabajo manual o intelectual al capitalista para poder subsistir. Es la moderna explotación del trabajo asalariado. La moderna esclavitud.
  
La apropiación de la plusvalía, acto de evidente corrupción, que el capital justifica porque le “brinda empleo a los que no tienen capital”, está santificada por las leyes de los modernos estados capitalistas. La clase dueña de los medios de producción, se corrompe a sí misma en su papel explotador del sistema de trabajo asalariado, con el incrementa sus riquezas y niveles de vida, a costa del trabajo de otros, cuando se apropia de la plusvalía, cuando roba –así- a los asalariados.
Es la burguesía capitalista el principal ladrón de la era moderna y su sistema de explotación asalariado el mecanismo para lograrlo. Todos los millonarios, han llegado a serlo gracias a que han explotado el trabajo de otros, de ahí la esencia de su corrupción que expande luego a su ánimo de lucro en el mercado, en la desleal competencia y en todo lo que el capitalista se ve obligado a hacer contra los demás seres humanos y la naturaleza, para lograr sus fines estrechos.
  
Los trabajadores asalariados
El sistema asalariado corrompe también al trabajador, porque éste, desprovisto de medios de producción individuales o colectivos, se ve obligado a vender su fuerza de trabajo y se convierte así en una mercancía de la que dispone el mejor postor. Una parte de los trabajadores asalariados se llega a sentir atada, tan comprometida con el capital del que depende, que muchas veces se convierten en su principal defensor. Son así chantajeados por el empleador.
La burguesía enfrenta unos trabajadores contra otros, con la creación de los ejércitos de desempleados, para que disminuya el precio de la fuerza de trabajo. Los esquiroles, los rompehuelgas, son fruto de esa corrupción de la que son víctimas los desempleados.
  
Esa nueva forma de esclavitud o servidumbre, deforma totalmente la manera de pensar del obrero, que trabaja para poder tener de qué vivir y eso lo lleva a tratar de quedar bien con su patrón para no perder el trabajo. El capitalista trata así de convertir a sus obreros en seres dependientes, que se vean obligados a responderle.“Si se portan bien, disciplinadamente cumplen”, reciben dádivas, “pagos extras”, plus de fin de año y regalos: otras tantas formas de corrupción de los asalariados.
  
En la medida en que los asalariados van tomando conciencia de su situación económico-social en el capitalismo, a través de las luchas por mejoras económicas y llegan a comprender que su liberación de la moderna esclavitud radica en la abolición del trabajo asalariado, se van convirtiendo de clase en sí, en clase para sí. Lo lograrán, cuando al apropiarse de los medios de producción, la clase obrera se liquide a sí misma como vieja clase asalariada, y se convierta en la nueva clase de los trabajadores asociados. Esa clase de trabajadores asociados, cooperativistas, autogestionarios, no tendrá que “venderse” al capital para subsistir. Ella dispondrá de los medios suficientes para lograrlo.
  
La sociedad capitalista toda
La ideología de la clase capitalista dominante, esa que se apropia del trabajo ajeno, de la clase que detenta la propiedad sobre los medios de producción, el control de la economía y por tanto el poder real, se convierte naturalmente -en el sistema de trabajo asalariado-, en la ideología predominante.
La forma asalariada de la explotación del trabajo, traspasa a la sociedad el conjunto de sus caracteres antidemocráticos, egoístas y autoritarios inherentes a la concentración de la propiedad, la gestión de la producción y la distribución del plustrabajo, los que se manifiestan particularmente en las instituciones políticas, sociales, jurídicas e ideológicas de la superestructura.
Son esas características, propias del comportamiento de la clase capitalista predominante y del trabajo asalariado, las que hacen que una sociedad capitalista sea egoísta, consumista, discriminadora, injusta, esclavizadora, autoritaria y genere todo tipo de acciones corruptas por el ánimo de lucro que la sostiene.

La solución para todos
¿Cómo redimir a todas las clases de la sociedad burguesa moderna de la corrupción en que las sume el sistema de trabajo asalariado?
Algunos reformadores sociales creen que eso se resuelve con educación y buenas intenciones, como sostenía el filósofo alemán Kant.
Pero Marx y Engels dejaron muy claro como lograrlo: Cambiando las relaciones de producción, el sistema de producir, de organizar el trabajo, las formas de propiedad, pago, intercambio, distribución y consumo. Avanzando del trabajo asalariado capitalista a las nuevas formas socialistas de producción de tipo asociado, que Marx descubrió en el trabajo de las cooperativas, donde todos son dueños o usufructuarios de los medios de producción, administran democráticamente la producción y reparten equitativamente (justa no igualitariamente)una parte de las utilidades (ganancias, plusvalía en el capitalismo), luego de descontados los costos de producción, la reproducción ampliada y los impuestos para gastos sociales (salud, educación, asistencia social, infraestructura y otros).
Con la nueva forma asociada de producción desaparecía la propiedad privada capitalista, no la propiedad privada individual que ahora sería real para las mayorías, pues todos serían dueños de los medios de producción, fuera en forma colectiva o individual y desaparecerían también, el ánimo de lucro que genera la producción asalariada para un mercado y no para satisfacer las necesidades de los productores y los consumidores y aparecería el equilibrio entre la producción y el consumo, entre la oferta y la demanda, entre el hombre y la naturaleza.
De esta forma desparecería la figura del explotador capitalista que se apropia, se roba, la plusvalía; la del obrero que es comprado por el empleador; y la sociedad asumiría los nuevos valores generales de las nuevas relaciones de producción: sociales y colectivistas de la común propiedad de los colectivos; democráticos, de la gestión productiva, y equitativos –justos-, de la distribución. Igualmente, como la clase predominante será la de los trabajadores asociados, los valores que predominarán en esa sociedad, serán los de esa clase colectivista, democrática y justiciera.
La corrupción como sistema desaparecía así con la causa de su aparición y desarrollo: el trabajo asalariado.

Pedro Campos