Lunes, 14 de noviembre de 19:00 a 21:00
Traficantes de Sueños Calle Duque de Alba, 13, Madrid
Con la participación de Enrique Martín Criado, profesor de Sociología en la Universidad Pablo de Olavide y miembro de “Denunciemos los abusos patronales.” Ha publicado sobre Sociología de la educación, transformaciones en las familias de clases populares, metodología cualitativa y teoría sociológica y Carlos Prieto, catedrático emérito de Sociología de la Universidad Complutense y directos de Cuadernos de Relaciones Laborales. Ha publicado sobre trabajo, empleo, relaciones de género y políticas sociales.
El tiempo es una dimensión esencial de las relaciones de poder. La posibilidad de organizar y de decidir sobre nuestros tiempos depende de la posibilidad de obligar a supeditar los tiempos ajenos a los nuestros. De ahí que el tiempo sea objeto de continuos conflictos. Estos se han agudizado en las últimas décadas por las transformaciones experimentadas en dos ámbitos claves del orden social.
En primer lugar, en el ámbito laboral. La desregulación laboral, el consiguiente incremento del poder empresarial frente a la clase asalariada y la intensificación de la competencia han llevado a las empresas a reducir los costes laborales eliminando trabajo en los períodos de menor intensidad productiva. Este proceso se ha visto acentuado por el crecimiento del sector servicios, en el que se compite por la clientela ofreciendo horarios más amplios y mayor celeridad en la atención al cliente. En estas condiciones se han multiplicado las jornadas atípicas, los contratos precarios y a tiempo parcial, los horarios fragmentados, las horas extraordinarias, la flexibilización de la jornada: la exigencia a los asalariados de supeditar sus tiempos a las necesidades empresariales.
En segundo lugar, en las relaciones de género. Las mujeres abandonan cada vez menos el trabajo asalariado al emparejarse y tener hijos para dedicarse en exclusiva al trabajo reproductivo. Pero este es poco asumido por los varones, generándose las problemáticas de la "doble jornada" femenina y de la conciliación entre la vida familiar y la laboral.
La conjunción de ambas transformaciones acentúa la tensión entre las temporalidades laborales y las de las otras actividades sociales, multiplicando los conflictos en los ámbitos laboral y familiar en torno al tiempo.