Contratos basura a tres euros la hora: así es el trabajo de los encuestadores telefónicos en España
El pasado junio, Julia (nombre ficticio) ganó poco más de 900 euros. Todo un gran sueldo para los 500 o 600 que suele ingresar al mes como encuestadora telefónica. La contrapartida de ese salario extra es que tuvo que trabajar a destajo: jornadas de siete horas diarias, a veces, 12, siete días seguidos de trabajo y tan solo uno de descanso.
Los sondeos electorales y las encuestas internas de los partidos políticos encargadas para las pasadas elecciones generales del 20 de junio le proporcionó un pico de trabajo inusual al comienzo de verano, mejorando su sueldo a cambio de largas jornadas laborales.
"Te amenazan y directamente te dicen que si no quieres trabajar ya lo hará el siguiente y el problema es que si te quejas ya no te vuelven a llamar", describe Julia, de 45 años, sobre una de las varias empresas en las que lleva trabajando como encuestadora telefónica a lo largo de los últimos ocho años.
Tras los errores en los resultados de los últimos sondeos políticos, VICE News ha hablado con el último eslabón de la cadena, las personas que se encargan de llamar a los encuestados, y todos ellos denuncian las precarias condiciones laborales de un sector en el que trabajan mayoritariamente mujeres de entre 40 y 60 años y cuyo nuevo convenio laboral lleva negociándose entre patronal y sindicatos casi seis años.
Los trabajadores entrevistados por VICE News piden que no se les identifique por su nombre real y que no se aporten detalles que puedan ayudar a revelar su identidad.
Como Julia, el trabajo de todos ellos depende de que una u otra empresa les llame para el siguiente estudio. Los contratos suelen ser por obra y servicio. Los que llevan más tiempo son fijos discontinuos, es decir, si no hay trabajo se les manda a casa con la seguridad de que les llamarán para la siguiente encuesta, aunque eso no es siempre una garantía.
"En la empresa donde más trabajo existen dos listas, la A, donde están los que llevan más tiempo, y la B, donde estamos el resto, tiran de la primera y si eres de la segunda simplemente te dicen que al día siguiente no vengas", explica Julia.
El convenio relativo a las empresas de consultoría y estudios de mercado y de la opinión pública, que está vigente, mientras no se apruebe uno nuevo, establece para los encuestadores un sueldo bruto anual de en torno a los 9.000 euros, lo que sitúa la hora en 4,68 euros.
Los trabajadores entrevistados señalan que su sueldo neto a la hora suele variar entre los 3 y los 5,80 euros, dependiendo de la empresa que les contrate. "En un mes, si trabajo todos los días y no hay festivos llego a ganar 500 y pico euros", cuenta Marta, de 51 años, quien lleva cerca de tres lustros trabajando en el sector. En su casa viven tres personas y cuando el sueldo no le llega dobla turnos en dos empresas.
"Yo cobro más cuando estoy en paro [cobrando el subsidio por desempleo]", continúa. Pero su prestación por desempleo suele guardarla para los meses que sabe que no habrá trabajo, habitualmente, verano y el periodo de las fiestas navideñas. Este año ha sido inusual y todas han tenido más trabajo por la repetición de elecciones.
Las condiciones laborales varían de una empresa a otra, pero la gran mayoría de las entrevistadas relatan situaciones parecidas. "Como la marcación es automática cuando te levantas al baño hay un orus [un reloj que se pone en marcha en cuanto el trabajador mete su clave] en el ordenador que tienes que parar para que detenga las llamadas. Entonces, otro reloj se pone en marcha para contabilizar el tiempo que estás de descanso, si te pasas te lo descuentan y si vas al baño, también", señala Marta.
Cuando comienza un nuevo estudio, la empresa que lo encarga o que contrata a los encuestadores explica la metodología y las cuotas que son necesarias —perfiles de sexo y edad—. "Suele durar mínimo una hora y nunca te lo pagan", afirma Belén, de 42 años, quien ante la falta de trabajo en su sector decidió trabajar como encuestadora este último año.
La Asociación Nacional de Empresas de Investigación de Mercado y Opinión Pública (Aneimo) agrupa el 62% de las empresas del sector, según explica a VICE News su gerente, Juan Ramón Navarro. De ella forman parte Grupo Análisis e Investigación, Ipsos o TNS/Kantar. No forma parte de la patronal del sector, Sygma Dos, cuyos sondeos políticos fueron numerosos en las anteriores elecciones y es una de las empresas mencionadas por los trabajadores.
La gran mayoría de los sondeos se centran en el consumidor, en estudios políticos y de opinión.
"El briefing inicial de los estudios está dentro de las encuestas y estas se pagan al completo", subraya Navarro respecto a las horas no remuneradas que denuncian los trabajadores. VICE News se puso en contacto con Sygma Dos para recabar su información pero declinaron alegando que todos sus responsables estaban de vacaciones.
Los espacios en los que trabajan los encuestadores suelen ser reducidos y sin apenas luz natural. Habitualmente son salas en las que llega a haber unos 40 trabajadores. Se sientan en mesas de cuatro puestos con la espalda prácticamente pegada a la del compañero de detrás.
"Piensa en el locutorio más cutre [en mal estado] y acertarás", describe Belén. Los trabajadores denuncian que las sillas suelen tener más de 20 años. Los equipos no se quedan atrás y en varias empresas aún emplean pantallas de tuvo catódico, que ocupan más espacio en las mesas y desprenden más calor.
Los descansos —no incluidos en el convenio— son los pactados con los sindicatos, explica el gerente de Aneimo. La realidad que cuentan los trabajadores es que depende de cada empresa y de cada estudio, y en el briefing inicial se informa a los encuestadores de cuándo pueden descansar. A veces son cinco minutos cada hora —como el establecido en el sector de Telemarketing—, otras cada cuatro horas.
"Lo demás te lo descuentan", sostiene Belén, quien explica que en la última empresa que estuvo solo había dos baños para 40 encuestadores, la mayoría mujeres. "Te tirabas en el servicio por lo menos siete u ocho minutos porque no había suficientes baños", señala.
Varias de las entrevistadas aseguran que cuando firman sus contratos solo ven que sus días de trabajo son de lunes a domingo. "Sé que está bien porque cuando voy al paro veo que el certificado de empresa está correcto", señala Julia, quien cuenta que alguna vez que ha pedido que le den más detalles, como saber su categoría, el convenio por el que se rige o su nómina "hasta se han sentido ofendidos" por la petición.
Las empresas nunca les dicen cuántos días va a durar la encuesta. "Ya ni lo preguntas pero no tienes manera de saber si vas a faltar y poder terminar porque no te dan la información", explica Marta, quien cuenta que es habitual que mucha gente deje el trabajo a mitad de una encuesta. "Si faltas te exigen justificante médico incluso sabiendo que ese tiempo que no has estado no te lo van a pagar", dice.
La responsable de Acción Social de Seguros y Oficinas del sindicato UGT, María Pedraza, explica que las condiciones laborales del sector reflejan "de forma brutal la precarización que ha sufrido el mercado laboral los últimos años".
En este contexto, los sindicatos han puesto sobre la mesa de negociación algunas mejoras como que los contratos discontinuos se conviertan en fijos a los cuatro años, que las órdenes de llamamiento se hagan públicas o que el día anterior a la incorporación se entregue una relación de trabajadores convocados. "La negociación lleva paralizada nueve meses y esperamos poder retomarla en otoño", explica la responsable sindical.
"Lo única ventaja de este trabajo es que no te piden titulación ni experiencia porque ya me contarás quién me va a contratar a mí con 51 años y sin estudios", relata Marta, quien explica que es un sector muy feminizado.
"A veces es un trabajo muy ingrato porque te llevas malas contestaciones de los encuestados, hasta que se dan cuenta de que no les queremos vender nada", cuenta Blanca, de 39 años, quien lleva más de 10 años en el sector.
Hacen encuestas sobre laboratorios médicos, centros comerciales, de satisfacción con bancos, servicios públicos y por supuesto sobre política: acerca de lo que los encuestados van a votar, han votado, o su opinión sobre Pablo Iglesias, el líder de Podemos.
"Las encuestas han fallado porque la gente miente y cambia de partido como de camisa", opina Blanca, quien, a diferencia de la mayoría de los españoles, desea la celebración de unas nuevas elecciones. Para ella y para sus colegas de trabajo eso significa nuevos sondeos y dinero.