Las elecciones andaluzas y la tragedia de los Alpes han reducido aún más la actividad parlamentaria de sus señorías. Enlazan los 32 días de vacaciones de Navidad con los 18 días libres de Semana Santa después de tan sólo 15 reuniones plenarias.
Los diputados enlazan los 32 días de vacaciones que ya disfrutaron en Navidad con los 18 días libres que les corresponde en Semana Santa con tan sólo 15 días trabajados. El artículo 73 de la Constitución, incompresible para la gran mayoría de la sociedad -he aquí una de las claves de la desafección de la ciudadanía con la 'clase política'-, establece que los meses de enero, julio y agosto no son hábiles para la actividad parlamentaria. Esto supone que los diputados y senadores disfruten de una media de 50 días de vacaciones en Navidad, 18 en Semana Santa y 70 en verano.
Aunque siempre hay excepciones; y este año ha sido uno de ellos: 2015 arrancó con trabajo acumulado en las Cortes. El interés del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, por aprobar antes del periodo electoral su famoso paquete anticorrupción prometido dos años antes, a colación del famoso 'caso Bárcenas', obligó al Congreso abrir sus puertas antes de tiempo.
Enero, reconocido como mes inhábil por la Constitución y el Reglamento de la Cámara Baja, ha registrado actividad parlamentaria este año. A partir del 7 de enero se celebraron varias comisiones (Justicia, Economía y Constitucional), e incluso hubo pleno, aunque más corto de lo habitual: el 20 y el 21. Esto obligó a los parlamentarios a reincorporarse a su trabajo 18 días antes de lo normal en periodo navideño, aunque después de este 'minipleno' volvieron a disfrutar de dos semanas libres hasta que el Congreso retomó la actividad ordinaria el 10 de febrero.
Pero las elecciones andaluzas, la tragedia de los Alpes y el hecho de que este año la Semana Santa sea antes han permitido a sus señorías enlazar dos periodos vacacionales (Navidad y Semana Santa) con apenas 15 reuniones plenarias celebradas en estos tres meses, uno de ellos inhábil.
Evidentemente, las jornadas laborales de sus señorías no son para matarse. Además de los amplios periodos vacacionales que les corresponden, trabajan tres días a la semana y una semana al mes ni siquiera tienen que aparecer por el Congreso. Esto se supone que es así porque el tiempo restante lo emplean en visitar sus circunscripciones. Esta es la explicación que los diputados suelen dar cuando se les pregunta por sus amplias jornadas de tiempo libre. Pero lo cierto es que no hay un control ni siquiera disimulado sobre ellos. Ello abre la puerta a la especulación, a la duda y a la desconfianza de los ciudadanos respecto al trabajo que sus representantes realizan día a día.
La Carta Magna establece dos periodos ordinarios de sesiones: el primero, de septiembre a diciembre; y el segundo, de febrero a junio. Este año, el segundo periodo será más corto de lo habitual. La tragedia de Los Alpes, en la que 50 españoles perdieron la vida, mantuvo parado el Congreso el 24 y el 25 de marzo. Y a ello se unen dos convocatorias electorales. Una tradición parlamentaria no escrita pero muy asentada establece que no se celebre sesión plenaria durante la semana anterior a las citas electorales autonómica y municipales. Esta es la razón por la que la Cámara Baja paró el 17, 18 y 19 de marzo (este último día además era festivo en Madrid), por las elecciones en Andalucía. Y volverá a parar el 19, el 20 y el 21 de mayo por las elecciones autonómicas y municipales del 24 de mayo.
No debemos de olvidar que la asignación mensual fija de cada diputado es de 2.813,87 euros brutos. A la cual hay que añadir una serie de indemnizaciones y privilegios adicionales que se suman individualmente por diferentes criterios de concesión. Una de las principales dietas que lo complementan es la de gastos por alojamiento y manutención. Los representantes elegidos en una circunscripción distinta a Madrid reciben 1.823,86 euros adicionales al mes. Para los diputados y senadores por Madrid también hay una dieta, de 870,56 euros. Es una cantidad exenta de tributación. Los diputados con cargo (portavoz, presidente de comisión, secretario) cobran un plus por representación de entre 700 y 3.328 euros. A lo que hay que añadir vuelos sin justificar, 3.000 euros al año en taxis y un 'kit tecnológico' formado por un IPad, un Iphone y ADSL.
Sus señorías ganan una media de 4.500 euros al mes. Así que teniendo en cuenta los días que el calendario parlamentario les ha obligado a estar en el Congreso, podríamos determinar que hasta hoy, sus señorías han recibido 13.500 euros -procedentes de las arcas públicas- por 15 días de trabajo. El presidente del Congreso, Jesús Posada, ha insistido en numerosas ocasiones que cuando no hay plenos no significa que sus señorías estén de vacaciones, sino que participan en comisiones, mesas de trabajo, presentaciones o conferencias en el Congreso. Pero en realidad esto solo suele afectar a aquellos con más responsabilidades. El resto -sobre todos los miembros de los grupos parlamentarios más grandes- suele disfrutar de los más de 200 días libres que tiene al año.