El primer mes de Syriza


Hace poco más de un mes desde que Syriza ganó las elecciones y formó un gobierno. Un mes puede ser un periodo muy largo de tiempo en la crisis griega, y el entusiasmo y la esperanza que dieron la bienvenida a la victoria izquierdista parecen ya algo de un pasado lejano. Las primeras semanas del nuevo gobierno han sido una mezcla de acción, inacción, retirada y rendición a medida que se ha ido acostumbrando a la nueva situación, tanto en Grecia como en Europa.

La noticia de la victoria de Syriza fue recibida con alegría por toda la izquierda europea. Un partido antiausteridad de izquierdas había ganado unas elecciones con grandes promesas de cambiar Europa. Este entusiasmo se atemperó en cierto modo por la coalición de Syriza con el partido de derechas Griegos Independientes (ANEL de aquí en adelante). Este movimiento no fue una sopresa, ya que los dos partidos, opuestos firmemente a las medidas de austeridad, habían mantenido una alianza informal durante algún tiempo. Pese a que ANEL se hizo con la valiosa cartera de Defensa, por ahora se han mantenido en un segundo plano.

La formación de una coalición con ANEL era una muestra de que el principal objetivo del nuevo gobierno era crear un frente antiausteridad para llevar a cabo las negociaciones con la troika (FMI, UE, BCE). Syriza fue elegida con la promesa de terminar con los memorándums, los infames acuerdos del rescate por los que se ha regido el estado griego durante los últimos cinco años. La retórica de Syriza empezaba por proclamar el fin de los rescates y la muerte de la troika.

Desde esta cumbre retórica, Syriza ha ido descendiendo gradualmente durante las semanas siguientes. La declaración de que la deuda griega sería cancelada fue retirada de un plumazo. El carismático ministro de Finanzas Yanis Varoufakis manifestó que el 70% de los acuerdos del rescate era bueno, y que solo quería cambiar el 30% restante. Aunque Syriza demostró su voluntad de retirarse rápidamente de las negociaciones con los líderes de la UE, estos siguieron erre que erre. En parte fue un movimiento deliberado por parte de la UE con el objetivo de presionar a Syriza a hacer mayores concesiones y así castigar al gobierno de izquierdas del mismo modo que un profesor a un alumno indisciplinado.

Al final un pequeño pánico bancario en Grecia ayudó a que ambas partes llegaran a un acuerdo. La troika no murió, sino que cambió de nombre. Syriza acordó una extensión del anterior rescate por cuatro meses, momento en el que se llegará a un nuevo acuerdo. Syriza consiguió unas pocas concesiones menores como la reducción en el objetivo de superávit primario y la posibilidad de redactar algunas de sus propias reformas. Las palabras con las que se presenta el acuerdo han cambiado, como por ejemplo no nombrar a la troika, pero aparte de eso la extensión del acuerdo implica lo mismo que iba a implementar el gobierno anterior. En solo unas pocas semanas Syriza ha pasado de ir a acabar con los rescates a extenderlos.

La principal diferencia significativa entre Syriza y los anteriores gobiernos en cuanto a los acuerdos del rescate es que Syriza podrá implementar las medidas acordadas con la popularidad a su favor. La guerra de palabras entre el gobierno y los líderes de la UE durante las negociaciones avivó el orgullo nacional en un país acostumbrado a que sus políticos se sometan dócilmente a las exigencias de la troika. Aunque hay dudas sobre la extensión, Syriza es, por el momento, un gobierno popular y fue incluso capaz de convocar una manifestación a favor del gobierno, un hecho casi inaudito en Grecia. El malestar, sin embargo, nunca está muy lejos; la rendición ante la troika está provocando disputas dentro de Syriza y no está claro si el acuerdo se someterá a votación en el parlamento.

Una razón que explica la popularidad de Syriza es su magnífico uso del simbolismo. Los primeros días del nuevo gobierno vieron muchos gestos simbólicos dirigidos a crear la impresión de un nuevo comienzo. Por primera vez un primer ministro hacía un juramento civil en lugar de uno religioso. Se retiraron las vallas que han rodeado el parlamento durante los últimos años. También se ha contenido a la policía. Durante el transcurso de una manifestación antifascista, se les dijo a los antidisturbios que se sentaran y observaran, mientras se permitía a los manifestantes incluso pintar las furgonetas policiales (aparentemente los policías se quedaron “confundidos e indecisos”). En la misma manifestación hace un año la policía golpeó y persiguió a la gente hasta en el metro.

El simbolismo temprano tenía como objetivo manifestar una ruptura con el pasado, pero las siguientes medidas han indicado una continuación con las prácticas anteriores. Syriza propuso y eligió a Prokopis Pavlopoulos como presidente de la república. Pavlopoulos representa el viejo orden de la política griega: fue un alto cargo de Nueva Democracia y ministro de Interior durante las revueltas de Diciembre de 2008. Su elección representa más una reconciliación que una ruptura con el viejo orden.

Aparte del simbolismo y las negociaciones sobre la troika, otra de las acciones de Syriza ha tenido un mayor impacto positivo. Tras otro suicidio en el campo de detención de migrantes en Amygdaleza, un ministro de Syriza visitó el centro y ordenó la liberación de los detenidos. Ya se ha liberado a mucha gente de la red de campos de detención de migrantes que hay por toda Grecia, y se espera que se libere a más. Otras medidas podrían acabar con los peores abusos que el estado griego comete con los migrantes.

Otras promesas preelectorales se han pospuesto o no se han llevado a cabo. El destino de la controvertida mina de oro en Skouries es incierto, ya que Syriza parece reacia a actuar con determinación contra una de las pocas grandes inversiones extranjeras en Grecia. Como parte de la extensión del rescate, se prevé que se lleven a cabo bastantes privatizaciones, en lugar de ser paralizadas. La promesa de la restauración del salario mínimo tiene que esperar a 2016 como pronto.

Syriza ahora se enfrenta al mismo problema al que se han enfrentado los anteriores gobiernos griegos: cómo implementar las medidas de austeridad que van de la mano de los impopulares rescates. Su actual popularidad, impulsada por varios gestos simbólicos, ayudará en este proceso. Pero después de haber esperado tanto a que Syriza acabase con la austeridad, su retroceso va a decepcionar a muchos. La noche del jueves unos pocos cientos de manifestantes marcharon por Atenas y se enfrentaron a la policía en los primeros disturbios a pequeña escala bajo el gobierno de Syriza. Aunque insignificantes, estos disturbios muestran que no todo el mundo sigue su camino.


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