Que trabajen ellos


Sobre nuestros espinazos el palo,
ante nuestras vistas la zanahoria,
prisioneros de las necesidades:
Dinero, distracciones y mentiras,
la muerte en vida y los trucos de ilusionismo.
El trabajo y su chantaje: el tajo o la penitenciaría,
un tesoro vacío que mide nuestras vidas.

No hay más opción,
desertar de este sometimiento,
que nuestras espaldas rompe.
Que nuestros conocimientos roba
y nuestras palabras ahoga,
con consignas de otros
que al trabajo veneran
pero nunca trabajan
y de nuestros esfuerzos prosperan.

No hay más opción que romper la máquina
que trabajen ellos pues de ellos es el beneficio.